Spa y las grandes ciudades balnearias de Europa, declaradas Patrimonio Mundial de la UNESCO
El municipio valón de Spa, junto a otras diez ciudades europeas, obtiene este ilustre reconocimiento internacional por sus manantiales minerales naturales, parte intrínseca de su cultura
De esta forma, Spa se convierte en la primera ciudad de Valonia en recibir esta distinción por parte de la UNESCO
Fuente: Promotourist / Fotografías: © Martin Figarophoto / © Michel de Bray / © Spa Tourisme
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Valonia
La ciudad de Spa, en Valonia, la región del sur de Bélgica, ha sido incluida en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. Esta decisión se conoció en el Comité del Patrimonio Mundial que se celebró en Fuzhou (China) el pasado sábado 24 de julio. Spa ha logrado este reconocimiento junto a 10 ciudades más, las consideradas “grandes ciudades balnearias de Europa”. Spa es la única representante del país belga.
Spa y el resto de municipios son las representantes del concepto ‘ciudad balnearia’, un movimiento cultural y urbano sin precedentes del cual forman parte gracias a los manantiales minerales naturales que ofrecen y que les convierten en lugares únicos. Las «grandes ciudades balnearias de Europa», con Spa entre ellas, son un testimonio excepcional del fenómeno de la hidroterapia europea, que alcanzó su apogeo entre 1700 y 1930. Para los balnearios más importantes de Europa, muchos de ellos ubicados en estas ciudades, esta es un magnífica distinción.
La inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial UNESCO representa no solo el reconocimiento de su valor universal excepcional, sino también una mejor protección y una mayor cooperación en la conservación del patrimonio, la balneoterapia (cuidado del agua), la cultura y el turismo. En Valonia, la ciudad de Spa y la Agencia del Patrimonio Valón hace años que trabajan de forma conjunta en esta dirección.
Spa, el oro azul de Valonia
Situada a dos horas de Bruselas en tren, Spa es la ciudad del turismo de wellness y salud de Valonia (y Bélgica) por excelencia. No es casualidad que el zar Pedro I de Rusia la eligiese como su ciudad de descanso, o que el rey Leopoldo II y la reina María Enriqueta la seleccionaran como su residencia. De hecho, hoy en día, su fuente termal más conocida lleva el nombre de Fuente Pedro el Grande (manantial Pierre-le-Grand), que incluye una estatua del propio zar.